viernes, 7 de julio de 2017

COMO MEJOR ESTÁN LAS RUBIAS ES CON PATATAS, de ENRIQUE JARDIEL PONCELA

COMO MEJOR ESTÁN LAS RUBIAS ES CON PATATAS,
de ENRIQUE JARDIEL PONCELA
Tapa blanda, 324 pág. 13,8 x 21 cm.
ISBN  978-84-946696-6-8
 
http://www.esperpentoteatro.es/epages/78344810.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/78344810/Products/126
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 FRAGMENTO DEL PRÓLOGO,
por ENRIQUE GALLUD JARDIEL
 
 
Esta pieza teatral —la penúltima de las que escribiría Jardiel— se estrenó en el Teatro Cómico de Madrid el 6 de diciembre de 1947. Era la compañía del propio autor, que era a la vez empre­sario, y no contaba con figuras de especial renombre, sino con actores versátiles y eficaces, cuyos nombres no son hoy conoci­dos. El papel principal corrió a cargo de Manuel Hernández y en el elenco se hallaban también la compañera sentimental de Jardiel y su hija pequeña, Mariluz, que debutó con esta obra.
[...]
Se trata de una farsa rabiosamente cómica, de una comedia «sin corazón», como su creador mismo la definía, pero llena de fantasía, con gran acumulación de situaciones extremas e inve­rosímiles y muchos personajes estrafalarios y excéntricos, así como gran ritmo y dinamismo en su trama argumental.
 
FRAGMENTO DE LA OBRA "COMO MEJOR ESTÁN LAS RUBIAS ES CON PATATAS" DE ENRIQUE JARDIEL PONCELA 

El ansia de oír lo que está transmitiendo la «radio» es común a todos los personajes, pero la situación de espíritu con que escucha cada cual, a excepción de COSCOLLO, que, naturalmente, no escucha, dista mu­cho de ser la misma. Y así, mientras BUITRAGO, que se halla con COSCOLLO, en pie, a la derecha del aparato, expresa una ansiedad optimista, BERNARDO, en el sillón de cuero situado junto a él, aparece abrumado, acogotado y como aplastado. Y mientras OBDULIO y TULA, formando rancho aparte, ella sentada y él reclinado en la mesa de despa­cho, son los menos afectados, en la apariencia, por los acontecimientos, ALBERTINA yace semiderrumbada en el sillón de orejeras, a la izquierda de la «radio», llorando, gimiendo, comiéndose a pedazos un pañuelo y, en fin, ofreciéndose a los espectadores como la imagen viva de la desolación y de la desesperación más extremadas.

EMPIEZA LA ACCIÓN


Los seis personajes escuchan, en medio de un silencio absoluto, la VOZ DEL LOCUTOR de «radio», que suena en el aparato.
VOZ DEL LOCUTOR
Por el aparato.
Así es que atención, señores radioyentes... ¡Mucha aten­ción! Porque dentro de breves instantes, y por boca del redactor jefe de la Agencia Intercontinental de Prensa, se­ñor Movellán, transmitiremos las últimas noticias del ex­traordinario acontecimiento que en estos momentos tiene a todo nuestro país y a las clases científicas del mundo entero pendientes de nuestro micrófono...
ALBERTINA
Gimoteando amargamente.
¡Y tan pendientes como estamos todos, Dios mío de mi alma!
Llora con desconsuelo.
BERNARDO
Conmovido y apurado, acariciándole las manos.
¡Vamos, Albertina, vamos!...
ALBERTINA llora fuertemente. Por el foro izquierda aparecen en ese instante MARTA y MARÍA, la primera con uniforme y la otra con delantal blanco, y las dos con las caras llenas de arañazos y las cabelleras en desorden. MARTA trae un frasquito en la mano, que entrega, rápida, a BERNARDO.
MARTA
¡Las sales! ¡Aquí están las sales!
BERNARDO
¿Las sales?
MARTA
Las sales inglesas que nos mandó traer el señor por si le hacían falta a la señora..
BERNARDO
¡Ah, sí, sí! Ni me acordaba ya. Claro. Si es que tiene uno la cabeza hecha un lío... Vengan, ¡vengan las sales!
Coge el frasquito.
Que me parece que, de un momento a otro, las vamos a necesitar todos...
Fijándose en el aspecto de las chicas.
¿Eh? Pero y esas caras y esos pelos ¿qué significan? ¿Es que habéis vuelto a pelearos otra vez?
MARTA
No, señor, no...
MARÍA
No, señor, solo una discusión.
MARTA
Una discusión que hemos tenido en la cocina sobre si nos habían mandado traer las sales o nos habían mandado traer el éter…
BERNARDO
Pues era las sales.
MARTA
¡Claro! Lo que yo decía.
Ambas se arreglan los desperfectos de la discusión. A MARÍA.
¡Como siempre! ¿Te convences? ¿Ves como de las dos era yo la que tenía razón?
MARÍA
Amenazadora, por lo bajo.
¡En la cocina te diré yo a ti luego quien era la que tenía razón de las dos!
ALBERTINA
Enérgicamente.
¡Chist! ¡Silencio!
Escucha
VOZ DEL LOCUTOR
Por el aparato.
Y, como es natural, señores radioyentes, al hablar de acontecimiento extraordinario, nos referimos al que es hoy tema de todas las conversaciones, es decir, el feliz e inesperado hallazgo, el dichoso y providencial encuentro del glorioso investigador, del portentoso sabio, del genial profesor de Antropología y director de nuestro Museo de Ciencias Prehistóricas, don Ulises Marabú y Novaliches.

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