martes, 19 de diciembre de 2017

JEPPE DE LA MONTAÑA, de Ludvig Holberg





JEPPE DE LA MONTAÑA
de
LUDVIG HOLBERG
TRADUCCIÓN DE
JORGE SIMÓN IZQUIERDO DÍAZ

Tapa blanda, 132 páginas. 13,8 X 21 cm. ISBN 978-84-947904-1-6
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Fragmento del prólogo,
por Jorge Simón Izquierdo Díaz
Ludvig Holberg nació en Bergen (Noruega) el 3 de diciembre de 1684 y murió en Copenhague (Dinamarca) el 28 de enero de 1754. Huérfano de padre al año de edad y de madre a los once, se crió con familiares antes de trasladarse a la Universidad de Copenhague. Fue un hombre de espíritu curioso y de formación cosmopolita. Sus escritos de historia y derecho son de inspiración inglesa, francesa los de filosofía. Su inicio en la comedia coincide con su encuentro en Roma, en 1716, con una representación callejera de Comedia dell’arte. En el espacio de 10 años escribió 33 comedias, 24 de ellas en un rapto poético de cuatro años, entre ellas Jeppe de la Montaña (1722) y Erasmus Montanus (1723).


Holberg era un escritor humanista, un erudito que anteponía la duda y la búsqueda a la creencia dogmática, el ser humano a la religión. Para Holberg el conocimiento es un complemento necesario de la fe. Cree en la autonomía y libertad del ser humano, y anima a los profesores a educar lectores responsables, pero desconfía del ser humano. Este es el meollo de sus comedias.

Los personajes de sus sátiras son caracteres fantasiosos, que carecen de las capacidades que creen tener y se engañan a sí mismos en un ciego fanatismo. Son incapaces de conocerse a sí mismos. Holberg tenía un ojo clínico para captar las pasiones e instintos más básicos de los seres humanos: La envidia en Erasmus, el egoismo y la sed de venganza en Jeppe. La risa de los espectadores sofoca el arrebato endemoniado de unos personajes muy humanos, muy cercanos al público, que en realidad se ríe de sí mismo durante la representación teatral. La dureza con la que Holberg trata a sus personajes recuerda a Molière (1622-1673), el maestro de sus comedias. El antiguo teatro Grønnegård se inauguró precisamente con ’El avaro’ de Molière, seguida de ’El chapucero político’ (Den politiske kandestøber), la primera comedia escrita por Holberg.

Fragmento de 
JEPPE DE LA MONTAÑA 
de Ludvig Holberg
ACTO I

ESCENA 6

JACOB y JEPPE.

JACOB

¡Qué, Jeppe! ¿Has regresado? Ya me parecía que no habías bebido suficiente. Un chelín de aguardiente no pasa del cuello.

JEPPE

Es cierto, Jacob. Sírveme por un chelín. Un trago me reconfortará, quiera o no quiera.

JACOB

Aquí tienes un chelín de aguardiente, pero Jeppe, primero el dinero.

JEPPE

Puedes darme crédito mientras beba, como dice el refrán.

JACOB

Olvidémonos del refrán, Jeppe. Si no pagas antes, no recibes una gota. Estamos para atender a la gente, pero no somos alguaciles.

JEPPE

Llorando.

¿No puedes atenderme? Si soy un hombre honesto.

JACOB

No hay servicio.

JEPPE

¡Ahí tienes un chelín, engatusador! Ya está hecho. ¡Bebe ahora, Jeppe! Ay, qué bien sienta.

JACOB

Sí, puede templar el estómago de un bribón.

JEPPE

Lo mejor del aguardiente es que da coraje. Ahora ya no pienso en mi mujer ni en el Maestro Erik, el último trago me ha cambiado. ¿Conoces esta canción, Jacob?

La alegre Kirsten y el señor Peder estaban sentados a

la mesa.

¡Peteheia!

Se decían palabras sucias.

¡Polemeia!

En verano cantan los alegres estorninos.

¡Peteheia!

Qué diablos Nille, esa perdida.

¡Polemeia!

Salí al verde campo.

¡Peteheia!

El sacristán es un perro viejo.

¡Polemeia!

Me senté sobre mi caballo tordo.

¡Peteheia!

El sacristán es una bestia parda.

¡Polemeia!

Si queréis saber el nombre de mi mujer,

¡Peteheia!

Se llama ‘vicio y vergüenza‘.

¡Polemeia!

¡Esta canción es mía, Jacob!

JACOB

¿No te importa?

JEPPE

Jeppe no es tan inútil como piensas. También he hecho una canción sobre los zapateros[i], que dice así:

El zapatero con su contrabajo y su violín.

¡Filepom, Filepom!

JACOB

¡Eh, bufón! Es sobre los músicos.

JEPPE

Es cierto. ¡Escucha, Jacob! Si me pusieras un chelín de aguardiente.

JACOB

Gott![ii] Ahora puedo ver que eres un buen hombre, que maravilla mi casa con un chelín.

JEPPE

¡Eh, Jacob! Que sea por cuatro chelines.

JACOB

Sí, señor.

JEPPE

Vuelve a cantar.

La Tierra bebe agua,

el mar bebe sol,

el sol bebe el agua del mar.

Todo en el mundo bebe.

¿Por qué no puedo yo

igualmente beber?

JACOB

¡Salud, Jeppe!

JEPPE

Mir zu![iii]

JACOB

¡Un buen trago por la media naranja!

JEPPE

Ich tank ju, Jacob, drik man dat dig di Dyvel hål, dat ist dig vel undt[iv].

JACOB

¡Veo que hablas alemán, Jeppe!

JEPPE

Ya lo creo. Desde hace tiempo, pero no lo hablo por gusto, solo si estoy borracho.

JACOB

Sí, entonces lo hablas al menos una vez al día.

JEPPE

Si he estado diez años alistado en la milicia, ¿no iba a entender la lengua?

JACOB

Bien lo sé, Jeppe, estuvimos en la misma compañía dos años.

JEPPE

Es cierto, ahora me acuerdo. Te iban a colgar cuando te escapaste de Wismar.[v]

JACOB

Iban a colgarme, pero me perdonaron de nuevo. A tanto ayuda ser un manitas.

JEPPE

Fue por lesión que no te colgaron, Jacob. Pero, ¿no participaste en la batalla del páramo?, ya sabes cuál.

JACOB

Eh, ¿en dónde no he estado?

JEPPE

Nunca me olvidaré del primer salmo que el sueco soltó. Creo que llegó a 3000, o qué digo, 4000 hombres a la vez. Daß ging fordyvled zu, Jacob! Du kanst wol das ihukommen. Ich kan nicht negten, daß ik jo bange var in dat slag[vi].

JACOB

¡Sí, sí! A todos nos da miedo la muerte. Se tiene temor de Dios cuando se avanza contra el enemigo.

JEPPE

Sí, es cierto. No sé de dónde puede venir, pasé la noche en vela, leyendo los salmos de David.

JACOB

Me pregunto cómo tú, que has sido soldado, te dejas intimidar por tu mujer.

JEPPE

¿Yo? Si ella estuviera aquí presente, verías qué paliza le iba a dar. ¡Solo un vaso más, Jacob! Todavía me quedan 8 chelines, y cuando los beba, me sentiré mejor. ¡Ponme una jarra de cerveza, también!

In[vii] Leipzig había un hombre,

in Leipzig había un hombre,

in Leipzig había un hombre apático,

in Leipzig había un hombre apático,

in Leipzig había un hombre.

Die[viii] hombre ejecutó a una mujer etc.

JACOB

¡Salud, Jeppe!

JEPPE

¡Eh! ¡Eh-Eh! ¡Eeeeh! ¡A tu salud, a mi salud y a la salud de todos los buenos amigos¡ ¡E-e-e-eh! ¡Eh!

JACOB

¿No quieres brindar a la salud del alguacil?


JEPPE

Si, claro, ponme cuatro chelines más. El alguacil es un hombre curioso. Cuando le ponemos una moneda en la mano, lo agradece con un taco porque no podemos pagar los impuestos. Un bribón, que ahora tiene más dinero. Reconfórtame con un chelín o dos.

JACOB

¡No, Jeppe! No debes beber más ahora. No soy un tipo que quiera que los huéspedes se atiborren en mi casa y beban más de lo necesario. Preferiría pasar necesidad, es un pecado.

JEPPE

¡Bueno! ¡Sólo un chelín!

JACOB

No, Jeppe, no te escancio más. Piensa que tienes una larga caminata por delante.

JEPPE

¡Canalla, carroña, bestia, arrastrado! ¡Eh, eh, eh!

JACOB

¡Adiós, Jeppe, y que tengas un buen viaje!





[i] Zapatero es skomager, en danés.

[ii] En ‘plattysk’ o bajo alemán en el original. “¡Bien!”.

[iii] En ‘plattysk’ o bajo alemán en el original. “¡Brinda conmigo!”

[iv] En ‘plattysk’ o bajo alemán en el original. “Gracias, Jacob, bebe, diablos,
te sentará bien.”

[v] Por la Paz de Traventhal (Lübeck, norte de Alemania), el 18 de agosto
de 1700, Dinamarca reconoce la independencia del ducado de Slesvig-
Holsten-Gottorp.

[vi] En ’plattysk’ o bajo alemán en el original. ”¡Fue un verdadero infierno,
Jacob! Te acordarás. No puedo negar el miedo que pasé en esa batalla.”

[vii] En ‘plattysk’ o bajo alemán en el original. “En”.


[viii] En ’plattysk’ o bajo alemán en el original. ”El”.