ENTREVISTA
CON
EDUARDO GALÁN
con motivo de la publicación del libro
CON
EDUARDO GALÁN
con motivo de la publicación del libro
LOS
DIABLILOS ROJOS/
HISTORIA DE 2
en
la editorial
ESPERPENTO EDICIONES TEATRALES.
Tapa blanda. 212 pág. 13,8 x 21 cm. ISBN 9788494402982
1.
Como dramaturgo tienes ya una dilatada
trayectoria. ¿Cómo ha funcionado, en tu caso, la dialéctica entre escribir
(publicar) y estrenar teatro?
Al
principio de mi carrera me resultaba más sencillo publicar que estrenar. En
primer lugar, porque había más editoriales que se arriesgaban a publicar textos
teatrales de autores noveles o jóvenes y, por el contrario, era más difícil
estrenar. Lógicamente, al poner en marcha mi productora hace diez años, me he
volcado más en los estrenos y tampoco he buscado la publicación. Creo que es un
error. Los textos deben pervivir y pueden recibir una segunda o tercera
lectura.
2.
¿Crees que el teatro va a tener un papel
relevante en la cultura del siglo XXI? ¿Se puede seguir escribiendo teatro en
estos tiempos?
Por
supuesto que el teatro seguirá vivo, al tratarse de un espectáculo que solo
tiene sentido cuando se desarrolla en vivo y en directo, no puede enlatarse, no
puede vivir en digital. La sociedad sigue buscando los espectáculos que
reflejan sus emociones, sus ideas y buscar contrastarlas con lo que ve en
escena.
3.
En el libro que acabas de publicar en
Esperpento Ediciones Teatrales incluyes dos obras aparentemente muy diferentes ¿Hay algunas constantes recurrentes en tus
obras?
Seguro
que hay constantes recurrentes, obsesiones, emociones, que se repiten, aunque
yo no sea consciente. Por un lado, las historia de soledad, el hombre urbano
que se enfrenta a su soledad y que halla la salvación a través del amor. Por
otro lado, la búsqueda de lo más profundo del ser humano, de las causas que nos
conducen a la infelicidad, no tanto por la situación social o el medio, sino
por nuestra propia incapacidad para asimilar nuestra condición humana. Recursos
estilísticos seguro que sí, como se indica en el prólogo de esta última
publicación de mis dos obras, el beso final de optimismo con el que terminan
las dos comedias.
4.
Háblanos de la obra Los diablillos rojos. Esta obra está escrita en colaboración con el
psiquiatra Arturo Roldán ¿Compaginan bien los casos clínicos con la comedia?
Los
casos clínicos en los que se basa la obra son casos reales dramáticos. Por un
lado, la histeria de la señora que ve diablillos que la poseen y le
proporcionan los orgasmos más salvajes de su vida son la constancia de una vida
matrimonial vacía y rota desde muchos años atrás y, sobre todo, la
imposibilidad de escapar de esa terrible frustración. Por otro lado, el enfermo del síndrome de Clotard, el personaje que
porta permanentemente una máquina de escribir, padece una enfermedad incurable, promovida entre otras razones
por el abandono de la mujer y, sobre todo, por la imposibilidad de recuperar el
cariño de su hijo ya adulto… Evidentemente, son dos casos dramáticos. Sin
embargo, la comedia puede hacerlos digeribles, puede hacernos sonreír, reír,
para llevarnos finalmente a la reflexión, a la introspección de una manera más
amable.
5.
En esta obra la falta de comunicación es un
elemento crucial. ¿Es este el gran problema surgido de la globalización?
Sin
duda. Las nuevas tecnologías son un sucedáneo de la verdadera comunicación. No
tiene nada que ver una conversación de una hora por whatsapp que una conversación
con el amigo, familiar o pareja en directo, en donde los gestos, las miradas,
las sonrisas, los movimientos, el tono y el volumen de voz transmiten con más
autenticidad nuestro interior que
nuestras propias palabras. Es cierto que el whatsapp (como Factbook o el correo) nos ayudan a
mantener contacto con personas que viven lejos y con las que no podríamos
mantener el contacto en vivo. Pero a esta forma de relacionarse yo la llamo
“sucedáneo”… Me refiero al abuso que realizamos de este tipo de comunicación
virtual que está sustituyendo a la comunicación directa. Nada más triste que
observar una mesa de una cafetería en donde las cuatro personas, por ejemplo,
que comparten una velada, están usando el móvil permanentemente. Y aquí no hay
diferencias de edad…
6.
A raíz de tu faceta como productor de tus
propias obras, ¿puedes resumirnos como ha sido el proceso de puesta en escena
de Los diablillos rojos?
Los
procesos de producción son muy complejos y estresantes. En primer lugar, busco
director y solicito su lectura crítica, su lectura en la que proponga
modificaciones del texto, mejoras, supresión de elementos… Con el director
planificamos el equipo artístico y el proyecto de puesta en escena, en el que
se incluye la siempre difícil búsqueda de reparto. Al mismo tiempo busqué
socios coproductores, que aceptaron participar en el proyecto, como Jesús
Cimarro, Enrique Cornejo y Pedro Hermosilla. Arrancamos a primeros de julio de
2015 con una lectura, a la vieja usanza, de la obra con la compañía y todo el
equipo artístico y de producción en el escenario del teatro Muñoz Seca… Dos
meses más tarde se iniciaban los ensayos.
7.
La otra obra incluida en este volumen es Historia de 2, en la que indagas en tu
propio mundo de la enseñanza, ya que también eres profesor de secundaria.
¿Crees que la educación sigue siendo un
tema vigente en el teatro?
La
ecuación forma parte de la tradición escénica, da motivos de creación escénica,
sin duda, con comedias o con dramas, como es el caso del acoso escolar. Por otra
parte, necesitamos que la clase política de cualquier signo acepte la
conveniencia y necesidad de incluir en los planes de estudio la asignatura de
Drama como se hace en Gran Bretaña o en Estados Unidos. No como un medio de
promocionar las artes escénicas, sino como un excelente procedimiento de
mejorar las habilidades creativas y de conducta de los estudiantes.
8.
¿Es posible incorporar a las nuevas
generaciones como espectadores de teatro?
Es una tarea compartida por las familias y los centros
escolares. Por un lado, los padres que llevan a sus hijos al teatro para niños
están aficionándoles al teatro… Y los centros escolares deben vincularse más al
teatro, no solo haciendo niños espectadores, sino fundamentalmente
convirtiéndoles en protagonistas al montar espectáculos escénicos en sus
colegios.
Fue
una experiencia muy grata. Por un lado, había escrito esa obra cuando no estaba
dando clases. Soy profesor. Y llevaba quince años fuera de las aulas. La
estrené a mi vuelta, porque así fueron los tiempos de producción. La obra
realista me hablaba de la realidad de las aulas… Fue muy grato trabajar con
Jesús Bonilla, quien regresó conmigo a la escena tras dieciocho años sin
trabajar en teatro, como yo había regresado a la enseñanza tras quince años
alejado de las aulas. La acompañaba una excelente actriz, Ana Ruiz, con quien
ya había trabajado en otras ocasiones. Y
conté con Gabriel Olivares en la
dirección, con quien ya había trabajado anteriormente… Un buen espectáculo en
mi opinión. Reflejaba los problemas de la educación desde la perspectiva de un
profesor a punto de jubilarse, desengañado de todo y sometido a un proceso duro
de soledad…
10. Para
terminar, puedes decirnos ¿cómo llegaste a publicar con Esperpento Ediciones
Teatrales? ¿Cómo ha sido tu experiencia con esta editorial?
Contacté por correo electrónico. Escribí al editor
preguntándole si estaba interesado en publicar alguna obra mía… Me llevé una
gran alegría cuando respondió afirmativamente. No lo esperaba. Una editorial
recién nacida llena de pasión por el libro y por el teatro. Un lujo, sin duda,
hoy en día. La experiencia ha sido formidable. Repetiría con otro texto, por
supuesto.