Y MI VOZ QUEMADURA/RAQUEL Y RACHID
de Alberto de Casso Basterrechea
Premio "Lope de Vega" 2008.
Prólogos de Alfonso Plou y Miguel León.
Tapa blanda. 232 pág. 13,8 x 21 cm.
ISBN 978-84-945155-0-7
UN PAÍS DEMASIADO CRUEL PARA SER IMAGINARIO
(Fragmento a propósito de Y MI VOZ QUEMADURA, por Alberto de Casso Basterrechea)
Como en otras obras mías, “Los
Viernes del Hotel Luna Caribe”, premio Calderón de la Barca 1999, o “Devastación”,
Premio Fátex de Extremadura 2009, he tratado de experimentar con el tiempo
dramático sometiendo la acción a un tratamiento o discurrir regresivo. Lo que
se cuenta al principio es lo que debería contarse al final y viceversa con
algunos saltos y fluctuaciones temporales. Con esto pretendo invertir el
concepto tradicional de intriga. No interesa o no debería interesar tanto al
espectador lo que va a pasar después... sino por qué y cómo ha pasado eso tan
terrible a la protagonista y en qué circunstancias. Hacerse novia de
quien le ha hecho más daño, de su mayorenemigo, y no poder volver a convivir
con su familia.
Video promocional del montaje de la compañía Serendipia Teatro.
(Fragmento de Y MI VOZ QUEMADURA: Acto I, Escena I)
HUGO MORTINI
Perdona, Gabriela. Espero que este cretino no haya aprovechado para cortejarte. No me fío ni un pelo de los camareros de esta ciudad. Hay muchos espías, últimamente, entre los subversivos. Y sé que muchas veces los infiltran tus amigos los comunistas, así que hay que andarse con cien ojos. No, no me pongas esa cara, ya sé que ahora no eres comunista, y que te has decidido a ir por el buen camino... ¿Tú no le conocerás, verdad? Dime, ¿le conoces de algo?
Ella deniega.
Me pareció que te hablaba con demasiada confianza. ¿Él te
comentó algo de mí?
Ella
deniega con firmeza.
La
próxima vez ni caso. Y si se hace el listo, que se prepare a hacer gimnasia.
Él la
mira y ella aparta nerviosa las migas del mantel.
¿Ya se
te pasó el problema que tenías de inflamación? ¿Todavía te quedan las llagas?
Déjame ver.
Él le
sostiene la barbilla mientras ella abre la boca.
Ya solo
te queda una heridita ahí de nada. Así que el brebaje del Doctor Zimmerman te
ha sentado bien.
GABRIELA
se tapa la boca y se toca unallaga con
el dedo.
Déjate,
Gabri, no te toques las llagas. ¿Sabes una de las cosas que más me gusta de ti?
Ella
se retira el pelo con inexpresiva coquetería.
El otro
día escuché la grabación que hicimos y no podía atender prácticamente al contenido
de tus palabras, porque me sentía narcotizado por esa voz tan clara y tan
profunda. Tuve que poner la grabación cuatro veces para prestar un poco de
atención a tus palabras, porque me sentía como...
Pausa.
Ella le fulmina con una mirada terrible.
¿Por qué
pones esa cara?
Ella
juega con la llama de la vela sin mirarle.
¿Sabes?...
el martes que viene iremos a visitar a tu familia. Me hizo muy buena impresión
tu hermana Sandra. Se la ve muy avispada. Espero que no le hayas contagiado tus
ideas y no se nos haya convertido ya en una cucarachita revolucionaria.
Ella
le coge la mano implorante.
¿Por qué
me miras así? No tienes que temer nada por tu familia y menos por tu hermana
Sandra. Ella es muy hermosa. Dentro de unos añitos va a volver locos a todos
los hombres. Casi tan hermosa como tú. Pero debes preocuparte que no sea carne
del partido, para que nadie haga de ella una
marxista dogmática. Como tú, cuando te conocí, que te daba alergia pintarte los
labios y las uñas y solo vestías con pantalones de hombre y camisetas de
estibador. Con lo bonitos y femeninos que te quedan los labios pintados.
Ella
le aprieta la mano agradecida por sus palabras protectoras.
Estoy
deseando que... que acabe todo esto, para poder verte actuar en “El tío Vania”,
aunque según dices Sonia es fea, amargada y solitaria y tú eres demasiado
hermosa. No entiendo cómo podrías afearte en escena y parecer una mujer
acomplejada. ¿Y ahora, dime, cómo te sientes aquí conmigo?
GABRIELA
baja la cabeza, suspira, le mira, luego toca el cabo de la vela. Se le cae un
poco de cera en las manos y se quema. Reprime una exclamación de dolor con un
susurro. Se muerde la cadenita. Él acaricia su mano recién quemada y la besa.
Luego le saca la cadenita de la boca. Ella le mira con una hostilidad creciente
a los ojos. Él se siente intimidado por su mirada intensa de odio.
Dime,
por favor, ¿cómo te sientes aquí conmigo?
Ella
suspira hastiada y apaga la vela con los dedos.
Quiero
escuchar tu voz.
Cuando
parece que GABRIELA GOTTARDI va a contestar y se va a escuchar su hermosa y profunda voz
se hace el oscuro.
A la venta también en librerías.
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