miércoles, 13 de abril de 2016

EL ARTE EN EL TEATRO de JOSÉ DE MANJARRÉS



EL ARTE EN EL TEATRO, de JOSÉ DE MANJARRÉS 
PRÓLOGO de GUILLEM TARRAGÓ VALVERDE
Tapa blanda. 212 pág. 13,8 x 21 cm. ISBN 978-84-945155-1-4

FRAGMENTO del PRÓLOGO de GUILLEM TARRAGÓ VALVERDE a "EL ARTE EN EL TEATRO" de José de Manjarrés.

El arte en el teatro se revela como una panorámica completa y de gran valor sobre el mundo de la escena en 1875. Este texto da la oportunidad de conocer cómo entendía el teatro una personalidad de la influencia e importancia de José de Manjarrés. No podemos olvidar que su perspectiva es la de un hombre vinculado a la reflexión artística desde el Romanticismo conservador, como podemos apreciar, además de en lo ya descrito, en el propugnar la jerarquización social a través del palco, allí donde «puede honrarse a las autoridades legítimamente constituidas»22: Manjarrés formó parte de aquel ingente grupo de intelectuales de la era postnapoleónica que se vieron impulsados a reverenciar al Estado en busca de un nuevo consenso social que evitara la revolución. Pero al mismo tiempo, es capaz de optar por propuestas escénicas flexibles, de valorar el oficio de actor, de apostar por un lenguaje arquitectónico ecléctico para los teatros cuando muy pocos habían teorizado sobre la cuestión.

FRAGMENTO de "EL ARTE EN EL TEATRO" de JOSÉ DE MANJARRÉS.

Los bastidores y las bambalinas son un gran recurso para hacer muy sensibles, más de lo que puede hacerlo un pintor de perspectivas, los distintos planos: pero como para no caer en los contrasentidos de que se acaba de hacer mención, solo puede ese pintor echar mano de todos los recursos perspectivos que están fuera del alcance del actor; los bastidores y las bambalinas son un grande inconveniente para el efecto, y aun son un medio muy vulgar y hasta pueril, si a tal punto se lleva la cuestión. Los bastidores limitan de una manera tan material el lugar de lo acción, que destruyen la ilusión en los grandes espectáculos de la Naturaleza; esto es, en los paisajes: limitación todavía más impropia e inconveniente en las bambalinas llamadas de cielo. Es verdad que las ramas de los árboles figurados en los bastidores cruzándose a favor de las bambalinas, son un recurso para evitar el pésimo efecto de un contorno en lo que no le tiene, como es la atmósfera; pero desde el momento en que esa atmósfera debe aparecer con toda su desnudez, como por ejemplo, en la representación de una gran llanura, o de un cielo despejado; la bambalina debe desaparecer detrás de la pañería inmediata al bambalinón de la boca, cuya extensión, por grande que sea, es preferible, dejando el efecto única y exclusivamente para el telón del foro, al cual pueden dársele las dimensiones necesarias, o la forma conveniente, aunque sea cóncava, iluminándole con toda la fuerza de luz que requiera tal vez la escena. Por esto la pintura escenográfica en la representación del paisaje, debe dar la preferencia a la disposición panorámica sobre la de determinados puntos de vista; porque por este medio se satisfará más completamente la ilusión del espectador, el cual con su múltiple personalidad puede contemplar la escena desde todos los puntos de la sala.

Definiciones del Glosario incluido en el libro:

BASTIDORES
Las partes de la decoración que constituyen los límites laterales de la escena. Están montados sobre los armazones de madera llamados bastidores, a los cuales se les da en los escenarios el calificativo de bastidores de construcción para evitar confusiones.
BAMBALINA
Pieza de lienzo, pintada, que cierra la decoración por la parte superior de la escena, extendiéndose desde cada uno de los bastidores a su colateral, y combinándose con ellos.
BAMBALINÓN
La bambalina de grandes dimensiones que cae delante del telón de boca para completar la colgadura, que suele figurarse en aquel sitio, al propio tiempo que para dejar más o menos reducida la altura de la escena, en el supuesto que puede subirse o bajarse a discreción.

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