ENTREVISTA
CON
MARÍA JESÚS SÁNCHEZ GARCÍA
(DRAMATURGA)
con
motivo de la publicación del libro
“ENTRE
DAMAS ANDA EL JUEGO-TODO VA BIEN… ¿O NO?-DESDE ARRIBA:
TEATRO PARA HACER CON JÓVENES”
TEATRO PARA HACER CON JÓVENES”
en
la editorial
ESPERPENTO EDICIONES TEATRALES
Tapa blanda. 172 pág. 13,8 x 21 cm. ISBN 978-84-945155-7-6
Tapa blanda. 172 pág. 13,8 x 21 cm. ISBN 978-84-945155-7-6
1.
Como dramaturga tu caso es algo
especial, ya que partes de la necesidad de contar con textos teatrales para
poder ponerlos en escena con tus alumnos. ¿Cómo funciona, en tu caso, la
dialéctica entre escribir teatro, publicarlo y poner en escena tus obras?
Yo empecé a escribir
teatro porque tenía, parafraseando a Pirandello, a “actores en busca de
personaje”, es decir, mis alumnos querían hacer teatro, pero yo no encontraba
ningún texto que ellos entendieran perfectamente, que pudieran interpretar con
sensación de verdad. De ahí surgió la necesidad de escribir obras que les
resultaran cercanas. No porque trataran siempre de su mundo, de hecho ninguna
de ellas trata temas específicamente de adolescentes, sino porque sintieran que
los conflictos que aparecen en ellas les son los que les rodean cada día. Mi
manera de dirigir mis obras es un poco como la de los dramaturgos griegos en
Atenas, salvando las distancias que en este caso son abismales, es decir, la
escritura y la puesta en escena están tan próximas que se enriquecen mutuamente.
Y lo de publicarlas ha sido un regalo de
la Editorial Esperpento, que ha tenido la osadía de pensar como yo que
realmente hay un vacío editorial en el teatro para jóvenes.
2.
¿Crees que el teatro va a tener un
papel relevante en la cultura del siglo XXI? ¿Se puede seguir escribiendo
teatro en estos tiempos?
Tengo una respuesta
clara para eso, la de mis alumnos del instituto, que dicen literalmente “el
teatro mola profe, es lo único que no nos podemos bajar de internet”. El teatro es el único arte que lleva
veintiséis siglos casi intacto, desde que alguien produjo el milagro de hacer
creer a otros que había una persona que amaba o reía delante de ellos. Y claro que hay que seguir escribiendo,
tenemos la obligación de continuar emocionando a la gente “en directo”. Sin
texto no hay teatro. Habrá otras experiencias escénicas, pero no teatro.
3.
En el libro que acabas de publicar en
Esperpento Ediciones Teatrales incluyes tres obras aparentemente muy diferentes
¿Hay algunas constantes recurrentes en tus obras?
Si algo tienen en
común es que en todas hay una galería de
personajes variopintos (muchos, porque hay que recordar que mis actores no
cobran) que pretenden representar “tipos humanos” de los que nos rodean o a los
que nosotros mismos pertenecemos, cada uno con su propio conflicto y casi
siempre en soledad, a pesar de estar rodeados de gente. En sí mismos no son muy
creíbles, pero tienen una pequeña dosis de realidad que hay que descubrir. Es
el juego.
4.
Entre
damas anda el juego es la primera de las obras. ¿Cuál es
su planteamiento? ¿De dónde nace la idea primaria?
En mis clases de literatura siempre
les decía que a mis alumnos que el fenómeno del teatro español del s. XVII era
casi paranormal: trescientas personas prácticamente analfabetas que asistían a
tres horas de teatro en verso absolutamente fascinados por lo que estaban
viendo. Y quise explicarles un poco cómo funcionaba es “fenómeno “ por dentro.
Por eso presenté una compañía de damas que iba de pueblo en pueblo y que por un
momento se ve en la obligación de hacerse un poco feminista y dar una lección a
un galán, mediante una comedia escrita por una de ellas, a la que nadie
considera dramaturga. Algo que es bastante actual, por desgracia. O si no
¿cuántas mujeres dramaturgas conocen?
5.
¿Es posible acercar los clásicos al
público más joven y que no huya despavorido del teatro?
Depende. Los clásicos trasmiten un
mensaje que no se puede traicionar. Podemos hacer toda la dramaturgia que
queramos sobre ellos, para eso son tan perfectos que lo aguantan casi todo,
pero, eso sí, sin tocar lo que nos quieren trasmitir. Por eso si queremos que
lo entiendan debemos buscar aquellas obras que presenten para ellos un mensaje
inteligible: esto es, en un ejemplo, más Otello y menos Hamlet, porque los celos los entienden fenomenal,
pero la duda y la falta de acción no va
con ellos.
6.
En Todo
va bien… ¿o no? enfrentas al público y los actores ante la necesidad de
afrontar sus propios problemas. ¿Ha menguado la resistencia ante la frustración
en esta nueva generación digital?
Lo que ha menguado es la capacidad de
hablar sobre esos problemas. Si te fijas, la obra empieza con personas que
hablan unas de espaldas a otras, y luego averiguamos que viven en la misma
casa, que son incluso madres e hijas. Lo bueno del teatro es que no hay más
remedio que hablar, no vale el whatsapp. En ese sentido es una buena terapia
para los personajes.
7.
¿Al contar tus obras con tantos
personajes, dada la necesidad de repartir papeles, crees que consigues que
estos sean de carne y hueso?
Tampoco lo intento. Jardiel decía de
la escena “lo que aquí dentro ocurra tiene que ser lo más diferente posible a
lo que pueda ocurrir fuera” y yo admiro muchísimo a Jardiel. Ya hay demasiadas
películas con personajes reales. Los míos tienen un batiburillo de sentimientos
imposibles para que cada cuál escoja lo que quiera.
8.
Desde
arriba es una obra que consideras más extravagante. ¿En
qué sentido?
Bueno, eso de que gente que ha muerto
en un accidente de avión vea la tierra desde el cielo a través de un suelo de
cristal, es una premisa ya de por sí extravagante. Pero lo raro de Desde
arriba no es tanto eso como que la obsesión de esa gente no es otra que
seguir mirando abajo. No hay cielo sin los otros.
9.
A propósito de esta obra, ¿qué temas
consideras más adecuados para plantear a un público joven o adolescente?
No me gusta nada eso
de “temas para adolescentes”. Los jóvenes entienden todo, el problema es que se
les plantee de forma que les interese. Muchas veces tienen más cerca el paro,
la muerte o las hipotecas sin pagar que el acoso escolar y las relaciones con
sus padres. Sin duda los temas que les
interesan son sobre todo los que mueven el corazón, esas “pasiones universales”
que decía Shakespeare.
10. Para
terminar, puedes decirnos ¿cómo llegaste a publicar con Esperpento Ediciones
Teatrales? ¿Cómo ha sido tu experiencia con esta editorial?
Un amigo común, el
dramaturgo Eduardo Galán, me puso en
contacto con Fernando Olaya, una especie de “Quijote” del mundo editorial que
está dispuesto a publicar a nuevos dramaturgos. Tengo que decir que la Ediciones Esperpento fue la primera
editorial que me hizo una propuesta digna y no humillante, y que trató a mis obras con un mimo y un respeto
exquisito, cuidando hasta el último detalle de la edición. Solo puedo dar las
gracias y esperar que este no sea nuestro único libro en común.
Muy interesante entrevista y un libro muy recomendable.
ResponderEliminarMuy buena entrevista.
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