miércoles, 29 de agosto de 2018

CONFIDENCIAS DE UN EDITOR DE TEATRO: EL/LA DRAMATURGO/A, SUS OBRAS Y SUS LIBROS.


EL/LA DRAMATURGO/A, SUS OBRAS Y SUS LIBROS.
Dramaturgo/a es una persona que escribe teatro. El autor o autora de obras dramáticas. Por extensión, según la RAE, es una persona que adapta textos y monta obras teatrales. El teatro es un género literario y, como todos sabemos, las obras teatrales tienen la potencialidad de convertirse en puestas en escena. Es decir, es espectáculos teatrales.
Cuando un/a dramaturgo/a escribe una obra de teatro, por lo tanto, tiene dos vías para visibilizar su trabajo: publicar la obra y ponerla en escena. En este artículo vamos a centrarnos en la edición y publicación de obras teatrales (como buenos editores que somos) y la relación de su autor/a con el objeto resultante: el libro.
Hoy en día la edición de libros, en general, atraviesa un momento complejo por cuestiones tecnológicas (e-book), económicas (microempresas), sociales (función del libro), etc.. La edición de libros teatrales es todavía, si cabe, más compleja. La supuesta e intrínseca dificultad de lectura del género teatral solo puede solventarse desde la temprana iniciación en estos menesteres. Por desgracia el sistema educativo español desprecia toda una rica y variada tradición autóctona que nos llevó en el llamado “Siglo de Oro” a ser los más influyentes en la cultura occidental y que no ha dejado de producir verdaderas obras maestras (Lorca, Valle-Inclán, etc.).
La escritura de teatro en España parece atravesar, ahora, una cierto auge que no parece corresponderse con sus cifras de lectura (ni por la influencia social de las puestas en escena). El papel social del teatro ha cambiado en los últimos cincuenta años y se ha convertido en un referente, sino marginal, al menos anecdótico.

Una obra de teatro es como una criatura a la que hay que cuidar y alimentar. En el panorama actual si alguien se piensa que por el hecho de publicar una obra de teatro ya está todo hecho, se equivoca. Y al igual que queremos que nuestra obra se ponga en escena (y por supuesto vaya gente a verla), también queremos que nuestro libro se lea. Porque, al fin y al cabo, el arte también es una forma de comunicarse. Y para verificar el esquema básico de la comunicación hay que asegurarse que existe un receptor.
Y para lograr lectores o espectadores hay que trabajárselo mucho. Si abandonas a tu criatura al albur de la vorágine mediática, seguramente morirá de inanición. Si eres un/a dramaturgo/a tienes que luchar por tu obra. Tienes que darla a conocer entre las miles de propuestas de todo tipo que inundan el saturado mercado de la cultura.
Hace unos años publicar un libro parecía ya una garantía de una cierta difusión. Tiradas grandes y menos editoriales (aun habiendo menos lectores) hacían que el que publicaba un libro pareciera alguien… importante. La democratización de la cultura (sobre todo debida a la mejora en la accesibilidad y abaratamiento de costes) ha dado paso a un nuevo fenómeno: la invisibilidad. La censura perdió su razón de ser con las nuevas tecnologías. La mismísima China o Rusia, que son el paradigma del fracaso del “gran hermano” orweliano, saben que no se pueden poner puertas al campo. Más maquiavélico es el capitalismo liberal que relega la subversión mediante la marginación y el olvido.
En esto, como en todo, por supuesto que hay niveles. Además de progresar artísticamente, para salir del ostracismo no hay más camino que el trabajo: difusión, comunicación, implicación, etc. Las editoriales como ESPERPENTO EDICIONES TEATRALES son exponentes de la extrema fragmentación cultural/editorial en la que vivimos. Una microeditorial, y más en el caso del teatro, lo único que puede hacer es conformar un catálogo coherente y de calidad, que se convierta en referente tanto para el público lector/espectador como la el medio profesional en el que se desenvuelve. Además, debe de contar la inestimable e ineludible apoyo de todos sus autores, tanto ensayistas como dramaturgos/as, para poder alcanzar sus fines, que no son otros que la difusión del teatro como forma de expresión artística que cuestiona el mundo en que vivimos.
Fernando Olaya Pérez
Editor de Esperpento Ediciones Teatrales

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